Intenta mantener a las mujeres Palestinas
descalzas,
hambrientas,
sin techo,
sin sus hijos,
violadas por miedo  a ser violadas,
o violadas de verdad.

 

En medio de la moribunda muerte,
de privaciones a su alrededor,
o de su misma vida en prisión,
aisladas,
asustadas
y sin sus medios de subsistencia.

Así, matas a toda una sociedad;
la poca que va quedando viva,
después de las balas
después las bombas
después de las desoladoras consecuencias
de tu brutal guerra genocida.

En ese primer eslabón
de tu genocidio avasallador,
que en esta estrategia de guerra,
la llamas  “autodefensa”.

Y crees que eso te permitirá
apoderarte de toda su tierra.

Vaciada,
sin nadie para defenderla,
para vivirla,
para cultivarla,
para honrarla,
para crecer en ella,
como pueblo en la milenaria Palestina.

No necesitarás más ocupación descarnada:
la red de vida,
de una especie materna,
disminuída a suelo arrasado,
y todo habrá sido ocupado,
dejado a morir en el destierro.

Aunque… ¿Sabes?
las mismas mujeres
que queden con vida,
resucitarán de tus cenizas,
no lo dudes.

La vida y su tejido humano,
de una especie materna,
en manos
de sus amorosos regalos de vida,
y el cuidado de su especie
y de las otras que las sustentan,
no se rinde,
no da tregua,
no se deja matar.

                                                                                                                                                                                                                                              Artista desonocida

 

EL’LAS son como flores
en una tierra árida
del desierto
y de la guerra:
aparecen,
reaparecen
se resisten
a ser «moridas».

 

¡Inténtalo si quieres!
Pero te perseguirán
hasta devolverle
la vida,
a la vida,
incluso en medio
de una guerra
sin tu salida,
sin tu corazón
y sin tu alma perdida.

¿Sabes?
Tú también eres,
o alguna vez fuiste,
(antes de convertirte
en guerrerista,
o apoyo,
a la guerra,
la ocupación,
la segregación racial
y la aniquilación de la vida,
entenciando a palestinos
y palestinas a la muerte sin salida)

fuiste un hijo
de esa red de vida
que son todas EL’LAS,
sin importar de donde sean.

¡Ten cuidado!
El fantasma de sus vidas
te perseguirá,
hasta tu último aliento.

                                                                                                                                            Anja AlHourari

Porque EL’LAS son flores
y tú, puñado moribundo en vida,
tú, que las eliminaste
a tú nausebunda medida,
sábelo a cienca cierta…

Allí renacerán las flores,
y tú serás recordado,
por tu propia muerte,
sin madre
y sin haber logrado,
la vil estrategia del sionismo
y del occidentalismo.

                                      Como los nazis en el nacismo,
serás recordado,
por tu brutal escogencia
en vida,
de haber vivido,
huerfano de salida.

Anja Rozen